La Automedicación es un término que, no se por qué, o quizás sí, tiene un sentido peyorativo. La asociamos a mala praxis, irresponsabilidad y abuso. Y aunque es verdad que en ocasiones puede ser así, la automedicación bien gestionada forma parte del Autocuidado (todo aquello que las personas hacen por sí mismas con el propósito de restablecer y preservar la salud o prevenir y tratar las enfermedades), actitud que en las sociedades desarrolladas debe ser promocionada… aunque no todo vale.

Riesgos de la Automedicación

La Automedicación o selección y uso de los medicamentos por parte de  las  personas con  el  propósito  de  tratar enfermedades  o  síntomas que ellos mismos pueden identificar, puede, en el caso de hacerse incorrectamente, acarrear graves problemas de salud.

Deberías reflexionar sobre los siguientes puntos antes de tomar la decisión de automedicarte:

  • Cada persona responde de distinta manera a la acción de un fármaco. «Lo que le ha ido bien a tu cuñado puede no ser apropiado para ti».
  • Debes tener en cuenta si tienes una determinada patología con la que sea incompatible esa medicación o por la que se requiera un ajuste de dosis. Pongo por ejemplo a los hipertensos.
  • Es de vital importancia que consideres las posibles interacciones con medicación que puedas estar tomando. Imagínate que llevas un tratamiento prescrito de hierro y tienes por costumbre tomar antiácidos tras comidas copiosas. Sin saberlo, estás disminuyendo la efectividad de tu tratamiento.
  • No olvides que los “remedios naturales” o hierbas” también tienen sus efectos adversos e interacciones con medicamentos. No confundas natural con inocuo.
  • No compres medicamentos NUNCA fuera de los canales autorizados. La venta a través de internet en plataformas de compra-venta es ilegal, sin garantías y pone en riesgo tu salud.
  • Y por último: el que un medicamento pueda comprarse sin receta, no implica que sea 100% libre de riesgos.

El Papel de la Publicidad

Si consideramos a los medicamentos como un “instrumento de salud”, cuesta entender en ocasiones la engañosa publicidad por parte de algunos laboratorios que incitan al consumo de medicamentos sin tener en cuentas los perjuicios.

Personalmente, tengo mis reservas acerca de la publicidad de medicamentos aunque estos puedan adquirirse sin receta. Más que nada porque la información es sesgada, tiende a ensalzar o incluso exagerar sus bondades pero no dice ni pío de sus efectos adversos o contraindicaciones. A las pruebas me remito.

Creo que la adquisición de un medicamento tiene que venir siempre acompañada de un asesoramiento profesional para evitar errores en su toma u otras complicaciones.

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Entonces: ¿Automedicación, Sí o No?.

Si bien la Automedicación es un arma de doble filo, la llamada “Automedicación Responsable”, entendiendo como tal la utilización de medicamentos autorizados, sin necesidad de prescripción y empleados según las indicaciones, es una una forma de incrementar la autonomía y la responsabilidad personal en el autocuidado.

¿De verdad alguien piensa que una mujer ante un dolor de regla debe acudir todos los meses a la consulta del médico a que le de el tratamiento más adecuado?. Evidentemente todos pensamos que no.

Para ello, es imprescindible la educación del paciente por parte de todos los agentes sanitarios en la resolución de patologías menores. Y una vez el paciente sepa con qué resolverla, cómo tomar adecuadamente la medicación correspondiente, en duración, posología, interacciones … y sobre todo sepa los límites adecuados de la misma, puede por si mismo tomarla y «automedicarse» si la misma situación se repite.

El paciente debe ser así mismo educado en valorar cuándo la resolución de su problema no está siendo adecuada y debe por tanto acudir a buscar ayuda profesional especializada.

Los medicamentos que pueden ser utilizados para la automedicación son los denominados EFP (especialidades farmacéuticas publicitarias) u OTC en sus siglas en inglés (over the counter).

La OMS promueve la automedicación responsable en sociedades desarrolladas, en las que el paciente está afortunadamente mejor y más informado, como medio para evitar el uso de los recursos sanitarios públicos cuando no son necesarios.

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Fuentes:
El papel del farmacéutico en el autocuidado y la automedicación