Acabo de enterarme a través de un grupo de Twitter de un peligroso juego sexual que ya está dejando su huella en los servicios de ginecología de distintos hospitales. Se trata del juego del muelle o la ruleta sexual. Entiendo la llamada de alarma de mi amiga Dolo que, como madre de dos adolescentes en «edad de no parar», se ha quedado pasmada al leer la noticia.

– Pills, ¿tu has leído la noticia?. ¿Pero es que nadie les ha dicho a esos chavales el riesgo que corren?.
– Pues o nadie les ha advertido o la mezcla de alcohol y drogas les hace ser totalmente inconscientes.
– Espero que al menos usen preservativo.
– Los usen o no Dolo, están poniendo en riesgo su salud.

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juego del muelle

El Juego del Muelle

El juego del muelle es un entretenimiento de índole sexual que consiste en ver que chico es el más “machote”, aguantando más tiempo sin llegar a eyacular.

Para ello, los chicos se colocan estirados o sentados en sillas uno junto a otro y las chicas se sientan encima buscando la penetración. Cada 30 segundos las chicas cambian de pareja para volver a repetir la jugada. Emulando el mecanismo de un muelle, las jóvenes pasan de un chico a otro en este juego sexual lleno de riesgos, donde pierde el chico que eyacule primero.

Variaciones para todos los gustos: con o sin preservativo, una chica y varios chicos, varias chicas y varios chicos … el contagio de enfermedades de transmisión sexual y los embarazos están servidos en bandeja.

Normalmente el juego viene asociado al consumo de grandes cantidades de alcohol y en algunas ocasiones drogas.

¿Qué riesgos se corren en el Juego del Muelle?

El primero y más evidente es el riesgo de embarazo. Dado que los chicos van quedando descalificados conforme van eyaculando, la conclusión es obvia: si no se usa preservativo la probabilidad de embarazo es real.

El segundo riesgo es el contagio de enfermedades de transmisión sexual (clamidia, sífilis, hepatitis, Sida …). Y no pensemos en este caso que con el uso de preservativos estamos salvados de contraer alguna de estas enfermedades. Las chicas “pasan” de uno a otro chico entrando en contacto con los fluidos de sus compañeras de juego y por lo tanto todas ellas son susceptibles de contagiarse.

Os invito a que leáis este excepcional artículo de mi compañera @IruneAndraca en el que hace un recorrido sobre las distintas enfermedades de transmisión sexual y sus fatales consecuencias, que no por ignorarlas dejan de ser contagiosas.

– Vaya Pills, se está tomando como un juego una situación de riesgo sanitario.
– Ya te digo Dolo, se centran en el juego y no parecen pensar en las consecuencias de sus actos.
– Pues algo debemos estar haciendo mal cuando nuestros hijos no tienen la formación sanitaria mínima.

¿Qué está fallando?

Pues sin duda alguna la educación sexual. Y entiéndase como tal la educación sexual global: la recibida en casa, más la recibida en la escuela, más los inputs que llegan a través de amigos, redes sociales e internet.

Como padres tenemos la obligación de educar a nuestros hijos y hacerlos conocedores de los riesgos que corren al practicar sexo sin protección. No estoy hablando de una charla moralizadora, allá cada uno con sus ideas, sino de la información necesaria para que con la práctica de sexo no pongan en riesgo su salud ni la de los demás.

Por lo general, cuando los hijos acuden a los padres, ya se ha superado la etapa de prevención y se está “frente al problema”. Hay que fomentar la comunicación entre padres e hijos y dado que en ocasiones establecer un diálogo es difícil, deberemos buscar que los padres seamos un referente con nuestro comportamiento, aprovechando para opinar por ejemplo en voz alta cuando observamos en algún medio alguna conducta sexual de riesgo.

Evidentemente esta información debe ser complementada en la escuela, sin prejuicios y abordándola desde distintas perspectivas: sexual, sanitaria y social, así como desde las Instituciones Sanitarias. No nos podemos quedar con una mera exposición descriptiva del aparato reproductor y los distintos métodos anticonceptivos. No se debe buscar una educación «desde el miedo» a lo que pueda pasar. Se debe educar en la información, en la importancia que tienen sus actos y sus posibles consecuencias. No pueden ignorar que una relación esporádica puede ser el origen de una enfermedad infecciosa y quedarse solo (que no es banal) en el posible riesgo de un embarazo no deseado.

La Educación desde el 2.0

Actualmente y de forma inevitable, la educación sexual la imparten las series de televisión, las revistas dirigidas a los adolescentes, la publicidad, las redes sociales y la pornografía en Internet. Los perfiles a los que siguen, las webs que visitan (incluidas las de contenido sexual), forman ya parte de su educación.

Y voy a citar una frase de mi hija cuando con 14 años y ante mi preocupación por su incursión en redes sociales me dijo: “mamá, el problema no es su uso sino su mal uso … enséñame tú a utilizarlas”.

Y esa es seguramente la clave: eduquemos a nuestros hijos en el buen uso de redes sociales y usos de internet. Eso junto con una buena educación sexual debe llevarnos a confiar en ellos y en su criterio a la hora de evitar situaciones que pongan en peligro su salud o la de los demás.

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