En virtud de nuestro compromiso con el uso racional del medicamento, los sanitarios solemos hacer hincapié en un consumo no abusivo de los mismos, así como en informar sobre pautas de tomas o posibles interacciones. Sin embargo, me he dado cuenta que quizá estemos dejando de dar una información muy importante: cómo dejar de tomar ciertos fármacos, ya que algunos de ellos deben retirarse, como dice la canción,  despacito.

¿Por qué algunos Medicamentos deben retirarse poco a poco?

Aunque la mayoría de medicamentos pueden retirarse de un día para otro sin ninguna consecuencia, en algunos es necesario hacerlo paulatinamente para evitar alguno de los siguientes problemas:

  • Recaída: al retirar de forma brusca la medicación se origina una recaída en la enfermedad que había originado la toma de la medicación. La aparición no es inmediata pero persiste si no se trata.
  • Síndrome de retirada o efecto rebote: de forma casi inmediata (1-3 días) se manifiestan intensamente los síntomas propios de la enfermedad tratada, pero a diferencia de la recaída, sus síntomas van desapareciendo en unas semanas.
  • Síndrome de abstinencia: en este caso, lo que aparecen son síntomas psíquicos y físicos que crean un intenso malestar, distintos a la enfermedad inicialmente tratada y que pueden ser de mayor ó menor intensidad en función de la dosis y del tiempo de consumo.

De modo general, cuanto más largo sea el tratamiento o la dosis utilizada más elevada, más posibilidades hay de que se manifiesten alguno de los síndromes descritos.

Dado que de antemano no se puede saber quien va a presentar o no estos problemas y en que intensidad, lo más indicado sería retirarlos siempre poco a poco. Vamos a centrarnos en 4 (aunque hay algunos más) que por más comunes creo que merecen especial atención:

Dacortín, Prednisolona y otros Corticoides

Este es sin duda el grupo de fármacos sobre el que más conocimiento hay de la necesidad de retirarlos gradualmente para evitar complicaciones. De hecho, salvo en casos de psicosis por esteroides o úlcera cornea inducida por virus, en los tratamientos de duración superior a 10 días no se debe interrumpir bruscamente el tratamiento. En la práctica se observa también reducción gradual en tratamientos cortos en los que se utilizan dosis altas.

Cuando los corticoides son retirados de golpe puede aparecer de nuevo la enfermedad que originó la prescripción de estos fármacos o un síndrome de abstinencia. Además, se puede presentar anorexia, náuseas, vómitos, dolor abdominal, debilidad, pérdida de peso, mareo, mialgia (sintomatología propia de una supresión del eje hipotalámico-hipofisario)

Siempre será el médico el que indique la pauta de retirada, normalmente se debe reducir la dosis un 10% cada 8-15 días.

Omeprazol, Ranitidina y otros Antiulcerosos

Los fármacos pertenecientes al grupo de los Inhibidores de la Bomba de Protones (Omeprazol, Esomeprazol, Pantoprazol …) y los Antagonistas de los H2 (Ranitidina, Famotidina), son ampliamente consumidos por la población y no siempre de forma adecuada, ya que en muchas ocasiones se alarga el tratamiento innecesariamente.

Cuando el tratamiento ha durado más de 4 semanas se recomienda una retirada gradual de la medicación para evitar la dispepsia (trastornos en la digestión) o una hipersecreción ácida de rebote.

Trankimazín, Orfidal y otros Ansiolíticos e Hipnóticos

Grandes conocidos por todos: “las pastillas para dormir”. Si has decidido dejarlas, no dudes en consultar una pauta progresiva de retirada, ya que de lo contrario podrás sufrir síntomas de abstinencia o de rebote.

Cuanto mayor tiempo hayas estado tomando cualquiera de estos fármacos y dosis más altas, más probabilidad de presentar sintomatología al retirarlo de golpe. Además, dentro del grupo, los que tienen una semivida más corta (Orfidal, Lorazepam, Trankimazín, Alprazolam, Noctamid … por citar algunos de las más conocidos) son los que tienen mayor riesgo de ocasionar estos efectos.

Se recomienda que la reducción de la dosis diaria del fármaco no exceda de 0,5 mg cada tres días. Algunos pacientes pueden requerir una reducción de dosis más lenta.

Paroxetina, Escitalopram y Otros Antidepresivos

Tras largo tiempo tomando antidepresivos, si has decidido que es momento de dejarlos no dudes en consultar con tu médico para acordar un ritmo apropiado de retirada adecuado para ti y acorde al tipo y duración del tratamiento que hayas tomado.

Cuando la interrupción en su toma es brusca, pueden aparecer síntomas de retirada como mareo, alteración sensitiva, trastorno del sueño, ansiedad, dolor de cabeza, agitación, náuseas, temblor, confusión, hiperhidrosis, alteración visual, palpitaciones, diarrea o irritabilidad.

Generalmente, estas reacciones son de intensidad leve a moderada y se resuelven espontáneamente, sin embargo, en algunos pacientes pueden ser graves y/o prolongadas.

Fármacos con semivida larga, como fluoxetina, cuando se administran a dosis bajas (inferiores a 20 mg al día) son una excepción, pudiéndose suspender de forma brusca.

Conclusión

Siempre que empieces a tomar un nuevo tratamiento, asegúrate de la forma correcta de hacerlo y también de conocer si necesita una pauta de retirada concreta.

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Fuentes:
Withdrawal from glucocorticosteroid therapy: clinical practice recommendations
Abordaje de la deshabituación de benzodiazepinas en atención primaria
Síndrome de Abstinencia
Strategies for discontinuation of proton pump inhibitors: a systematic review
Ficha Técnica Paroxetina.
Ficha Técnica Trankimazín
¿Cómo y cuándo se debe hacer una reducción gradual de la dosis de medicamento?