Todos somos conscientes de que se están produciendo nuevos brotes de COVID-19 y de nosotros depende que esos brotes no se conviertan en una segunda oleada. Para ello, debemos apelar a la responsabilidad de grupo y normalizar el uso de mascarillas como elemento imprescindible de protección.
Responsabilidad de Grupo
Este término hace alusión a otro muy empleado en el contexto de vacunas como es “inmunidad de grupo”. Este concepto hace referencia a la protección de una determinada población ante una infección debido a la presencia de un elevado porcentaje de individuos inmunes en la misma. Para que esto se produzca, sería necesario tener más de un 60% de la población inmunizada.
En la situación actual de COVID-19, la inmunidad se sitúa entre un 5-10%, muy lejos de la deseada inmunidad de rebaño o grupo. Además, no hay de momento vacuna ni tratamiento efectivo.
Y es, ante este panorama, donde entra en escena la “Responsabilidad de Grupo”: cada uno es responsable de si mismo y de los demás, adoptando las medidas de prevención ya de sobra conocidas por todos: distancia, higiene y uso de mascarilla.
Mascarillas, Verano y nueva Normalidad
Verano, calor y mascarilla es nuestra nueva normalidad. Dentro de unos estándares de calidad y seguridad, la mejor mascarilla será la que llevemos con comodidad y no nos quitemos, ya que es recomendable su uso diario como medida preventiva a la propagación del coronavirus.
Si por una parte las mascarillas de alta filtración o EPI están reservadas para sanitarios y población de riesgo y por otra parte, somos conscientes de la incomodidad que supone llevarlas cuando hace calor, queda claro que no pueden ser las de elección.
Deberemos entonces decantarnos por las mascarillas quirúrgicas, ya que, tratándose de un producto sanitario, son las que ofrecen mayor protección y comodidad de uso.
Uso Correcto de Mascarillas Quirúrgicas
Si algo hemos observado durante este tiempo es que la población está muy concienciada en el uso de mascarillas, pero que se cometen algunos errores que ponen en peligro la protección. Veamos algunos:
No llevarla bien colocada
Sin duda, el error más común es no llevarla perfectamente colocada, tapando debidamente nariz y boca. Vemos muchas narices asomándose por encima de las mascarillas o colocadas a modo de babero para hablar.
Tocarla
Otro error es tocársela mientras se lleva puesta. La mascarilla se debe poner tras haberse lavado las manos, no tocársela durante su uso y retirarla sin tocar la parte frontal. Te dejo un enlace a un vídeo del Blog Cofares donde nos explican cómo hacerlo correctamente.
Alargar su uso
Recordemos que las mascarillas quirúrgicas son de un solo uso y que se deben cambiar transcurridas 4 horas o con anterioridad en el caso de que se humedezcan.
La razón de estos tiempos es que, tras este tiempo, pierden capacidad de filtración y por tanto de protección.
Lavarla
Por último comentar una práctica errónea: la mascarilla quirúrgica NO se puede lavar ya que perdería toda su capacidad de protección.
¿Has Salido de Casa Sin Mascarilla?
Si te encuentras en la situación de haber salido de casa pensando que ibas a poder mantener la distancia de seguridad y no es así, recuerda que en cualquier farmacia te pueden dispensar una mascarilla de forma individual. No es necesario comprar un pack completo.
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